¿EL DERECHO COLABORATIVO, UNA ALTERNATIVA ACCESIBLE PARA LOS CIUDADANOS CON DISCAPACIDAD Y SUS FAMILIAS?

Partamos del hecho de que la discapacidad es una realidad y como  señala la OMS casi todas las personas sufrirán algún tipo de discapacidad transitoria o permanente en algún momento de su vida, de hecho, un 15% de la población mundial, ya vive con algún tipo de discapacidad reconocida. Por ello, es fundamental ofrecer los servicios de la práctica colaborativa a las personas con discapacidad y a sus familias, encargarnos activamente de que accedan a los beneficios y ventajas que ofrece teniendo bien presente que además nos  encontramos ante una cuestión de igualdad de oportunidades que  amplíe sus posibilidades y expectativas legales fuera de la tradicional  justicia contenciosa. 

¿Qué será necesario? Contar con profesionales colaborativos  especializados en este área, capaces de identificar correctamente las  necesidades concretas e individualizadas de la persona, de entender la  complejidad de la interacción con el entorno, capaces de centrarse en  las necesidades y demandas de recursos y apoyos específicos  imprescindibles que aseguren el pleno respeto a los derechos  esenciales, que permitan en definitiva la inclusión, no discriminación e  igualdad de oportunidades y de trato de todo ciudadano con  discapacidad (accesibilidad a los servicios y participación en la toma  de decisiones en las cuestiones que les afecten). 

Es el momento de consolidar la implementación de métodos  alternativos de resolución de conflictos como el derecho colaborativo  que fomenten una sociedad más inclusiva, momento de  empoderamiento y aprendizaje de habilidades personales a la hora de  afrontar situaciones conflictivas surgidos de la diversidad y la  convivencia. En definitiva, momento de seguridad y justicia pues no debemos olvidar que el ejercicio del derecho colaborativo es un cauce  de acceso a la justicia cuya accesibilidad debemos garantizar para que  las personas con discapacidad y sus familias tomen las riendas del  diálogo como herramienta de gestión positiva de sus relaciones y  asegurar el pleno reconocimiento y ejercicio de sus derechos. 

Desde la certeza de que todos somos diversos y ser diverso es un valor, la práctica colaborativa se enriquece con la visión inclusiva de la  discapacidad y ayuda a consolidar la cultura del diálogo, la igualdad y la cohesión social. 

“La discapacidad no te define; te define cómo haces frente a los  desafíos que la discapacidad te presenta”
Jim Abbott 

Ángeles Pérez Yuste
Mediadora y Facilitadora de Inclusión

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